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Síndrome de Ulcera Gástrica en Equinos

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Síndrome de Ulcera Gástrica en Equinos / Equine Gastric Ulcer Syndrome (EGUS)
Patricio Razquin E.

Las ulceras gástricas son uno de los padecimientos más comunes en el estómago del equino, con una prevalencia que varía desde el 10% en caballos en pastoreo, hasta el 70-95% en caballos de carrera. Debido a esta alta prevalencia, es importante que los propietarios de caballos entiendan la enfermedad y los factores que esta abarca, para poder prevenirla, y en caso de ser necesario, diagnosticarla y tratarla con precisión (Sprayberry, 2015).

 
El estómago del equino tiene forma de “U”, y está formado por cuatro partes importantes (Fig. 1), el cardias (entrada del esófago), fundus (saco ciego donde cae la comida desde el esófago), cuerpo y píloro (salida hacia el duodeno). Histológicamente, la superficie interna del estómago se divide en dos; la porción escamosa y la porción glandular.

La zona donde ambas se encuentran es conocida como “margo plicatus” (Fig. 2), y es uno de los sitios donde más comúnmente se encuentran ulceras gástricas (White, 2009).

La porción escamosa del estómago está diseñada para resistir la fuerza mecánica causada por el alimento ingerido, mientras que la porción glandular posee células especializadas que se encargan de producir HCL (ácido clorhídrico) y otras enzimas que participan en el proceso de digestión del alimento. Al estar esta última constantemente expuesta al ácido clorhídrico, tiene mecanismos de protección que evitan el daño celular (por ejemplo una capa de moco y bicarbonato) (Mair, 2002). Sin embargo, la porción escamosa no posee estos mecanismos protectores, ya que en situaciones naturales no se expone al HCL el tiempo y en las cantidades necesarias para que se produzca una úlcera gástrica.

El estómago del equino secreta HCL constantemente sin importar cuanto o cuando este comiendo el animal. En un caballo normal, la acidez causada por el HCL se neutraliza en parte debido a la producción de saliva, la cual es alta en bicarbonato. El exceso de HCL causa daño en el epitelio escamoso, mientras que otras causas se asocian a úlceras en el epitelio glandular, como enfermedad renal, administración prolongada de AINES o ejercicio intenso (Sprayberry, 2015).

 El cuadro clínico en caballos con úlceras gástricas puede variar desde dolor abdominal (cólico leve a moderado), disminución del apetito (hiporexia/anorexia), condición corporal baja, depresión, bruxismo (rechinar dientes) y mala calidad del pelaje, hasta un cuadro subclínico, sin signos evidentes. Es importante destacar que muchas veces no hay una buena relación entre la intensidad de los signos clínicos y la severidad de las úlceras (Mair, 2002).

Si bien los signos son indicativos de la patología, el único método para diagnosticar úlceras gástricas con certeza es la gastroscopia. Esta consiste en introducir una cámara (endoscopio) de 3 metros de longitud hasta el estómago, para así poder visualizarlo directamente y explorar la mayor parte del mismo. Para realizar este procedimiento el animal debe estar sedado, y debe haberse mantenido en ayunas por al menos 24 horas, para tener un estómago vacío, lo que permite observarlo mejor (Sprayberry, 2015; Reed, 2010; Mair, 2002; White, 2009). 

La mayoría de lesiones se observan en el margo plicatus (Fig. 3). Cuando las lesiones son en la región glandular, suelen ser en el antro pilórico. Las lesiones en el píloro son más comunes en potros, pero se han descrito en animales adultos.

Tratamiento

El principio de la terapia es la reducción de la acidez gástrica. Esto produce alivio de los síntomas y crea un ambiente que favorece la sanación de la ulcera. Dentro de los tratamientos que reducen la acidez gástrica están los antiácidos, antagonistas del receptor de histamina e inhibidores de la bomba de protones. El uso de antiácidos como único tratamiento suele ser insuficiente, pero se pueden utilizar para reducir la intensidad de los signos clínicos. Las células parietales producen HCL estimuladas por la producción de histamina, por lo que otro medicamento utilizado son antagonistas del receptor de histamina, como la ranitidina y la cimetidina. Sin embargo, los medicamentos que ha demostrado tener una mayor efectividad para el tratamiento de ulceras gástricas, son los inhibidores de la bomba de protones, como el omeprazol y lansoprazol, los cuales inhiben la producción del HCL.

El sucralfato es otro medicamento utilizado como terapia adyuvante, ya que este se adhiere a la superficie de la úlcera y forma una capa protectora, lo que favorece la curación del epitelio (Sprayberry, 2015).

Una vez instaurado un tratamiento por parte del veterinario, en caso de ulceras simples, los signos clínicos deberían comenzar a corregirse en 1-2 días.

Prevención

A pesar de que existen terapias farmacológicas que han demostrado ser efectivas para el tratamiento de las ulceras gástricas, se deben implementar medidas de manejo, para evitar la recurrencia de la patología.

El estrés es uno de los factores predisponentes más importantes para la formación de úlceras. Los deportes que requieren un nivel de exigencia superior representan una fuente de estrés importante para el animal, y es por esto que vemos prevalencias de ulceras gástricas de hasta el 90% en caballos de carrera. Otras disciplinas como el salto, dressage, western y endurance también presentan prevalencias altas. El mecanismo por el cual el estrés favorece la aparición de úlceras es por la liberación de cortisol, el cual inhibe la producción de prostaglandinas E2, las cuales tienen una función de protección en la mucosa gástrica. Además durante el ejercicio intenso, el vaciado gástrico se retrasa, manteniendo altas concentraciones de HCL por más tiempo dentro del estómago (Reed, 2010). 

Otro aspecto importante en la prevención de EGUS es la alimentación. La privación del alimento se asocia con ulceración de la mucosa escamosa, como resultado de la exposición a un ambiente ácido, por la alta cantidad de HCL. En la naturaleza, el caballo se alimenta a lo largo de todo el día, por lo que la producción de bicarbonato por parte de la saliva es constante, lo que ayuda a neutralizar la acidez gástrica a lo largo del día. En la actualidad es común que al caballo se le ofrezca alimento 2-3 veces al día, y muchas veces dietas altas en granos, lo que favorece la producción de HCL y formación de úlceras (Reed, 2010). 

Las terapias con antiinflamatorios no esteroideos (AINES), como el flunixin meglumine, fenilbutazona, ketoprofeno y carprofeno son otro factor predisponente. Estos medicamentos inhiben la formación de la prostaglandina E2 evitando la liberación de factores protectores. Los caballos suelen tolerar bien las terapias cuando estas se administran con una dosis y frecuencia adecuada (Reed, 2010).
Por lo tanto mantener al animal con bajos niveles de estrés, realizar planes de entrenamiento con intensidad progresiva, junto con otras medidas de manejo en la alimentación, van a promover tener un caballo libre de ulceras gástricas.

Bibliografía:
Mair, T, Divers, T & N, Ducharme. 2002. Manual of Equine Gastroenterology. W B Saunders. Inglaterra.
Reed, S, Bayly, W & Sellon, D. 2010. Equine Internal Medicine. 3a ed. Saunders. EEUU.
Sprayberry, K & E, Robinson. 2015. Current Therapy in Equine Medicine. 7a ed. ElSevier. EEUU.
 White, N, Moore, J & T, Mair. 2009. The Equine Acute Abdomen.Teton Newmedia.

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